No podemos componerle la vida a nadie,pretendiendo que nos quieran,ni mucho menos que nos amen.Solo podemos aceptarlos como son,gravitar en su ego,y ellos en el nuestro,hasta que aprendamos a danzarcomo los astros en el universo.Pero también es justoque, a como somos, nos quieran,y, ¿por qué no?,que también nos amen.No podemos ir dándolo todoy sentirnos plenoscon las migajas.
– Ricardo M. Guerra
